CEO y CFO, las claves de una alianza sólida y estratégica

El éxito de una empresa no depende solo de una gran idea y de un equipo talentoso, sino también de la capacidad de su cúpula directiva para trabajar en armonía, alineada en una misma visión y unos objetivos comunes.

Entre todos los altos cargos, el director ejecutivo o, por sus siglas en inglés, el CEO (Chief Executive Officer) y el director financiero o CFO (Chief Financial Officer) forman un dúo fundamental para la estabilidad y el crecimiento del negocio.

En las últimas décadas, las responsabilidades de gestión y financieras han evolucionado. Ya no se trata únicamente de marcar el rumbo de la organización y de controlar los resultados económicos. Por ello, si bien cada responsable tiene funciones diferenciadas, la colaboración entre ambos es una necesidad para afrontar los desafíos del mercado actual.

CEO y CFO: dos roles diferentes, pero complementarios

En todos los equipos es fundamental que haya claridad sobre los roles que corresponden a cada miembro.

En este sentido, las labores principales del CEO, como máximo responsable de la dirección de la organización, son: marcar la visión, definir los objetivos tácticos y liderar el rumbo de la compañía. El director ejecutivo también toma las decisiones más relevantes, representa a la empresa ante inversores y stakeholders y crea una cultura corporativa alineada con sus valores y metas. Además, se ocupa de identificar oportunidades de expansión, de evaluar las tendencias del mercado y desarrollar relaciones con otras empresas y grupos de interés del sector.

Por su parte, el CFO se encarga de la planificación y gestión financiera del negocio. Su labor va más allá de «hacer números». Debe interpretar esa información para proporcionar datos relevantes que ayuden a tomar decisiones, evaluar riesgos, optimizar recursos y garantizar la viabilidad económica del negocio. Este profesional también juega un papel crucial en la búsqueda de financiación, la gestión del flujo de caja y la implementación de estrategias financieras para maximizar la rentabilidad de la empresa. A esto hay que añadir que «la situación geopolítica mundial y las convulsas relaciones internacionales están impactando en los planes de negocio futuro de las empresas, todo un reto para la actividad de los CFOs que se ven obligados a dibujar diferentes escenarios de gasto e inversión para ajustar las previsiones de acuerdo a las nuevas coordenadas”, explica Teresa Fernández, directora de Banca de Empresas de Ibercaja.

Mientras el CEO define la estrategia empresarial en busca del crecimiento, el CFO la traduce en términos financieros y asegura su viabilidad

¿Por qué deben trabajar en equipo?

El mundo empresarial actual es demasiado complejo para que las decisiones dependan únicamente de una visión de negocio sin respaldo financiero o de un control financiero sin una estrategia clara. Por eso, a pesar de las diferencias en sus roles, ambos directivos deben actuar como aliados, combinando sus esfuerzos para garantizar que la empresa es sostenible y está orientada al crecimiento a largo plazo.

Para lograrlo, la comunicación entre el CEO y el CFO debe ser clara y frecuente. Esta conexión resulta esencial a la hora de evaluar oportunidades de inversión y minimizar riesgos económicos sin frenar la innovación y el crecimiento. Además, el diálogo cercano entre ambos líderes ayuda a gestionar recursos de manera eficiente, optimizando el rendimiento del negocio sin comprometer la operativa. En resumen, cuando CEO y CFO trabajan mano a mano, la empresa se beneficia en múltiples aspectos:

 Mayor precisión en la toma de decisiones al basarse en datos concretos y una evaluación de riesgos más efectiva.

 Uso eficiente de los recursos, garantizando una gestión efectiva sin comprometer el crecimiento.

 Garantizar la confianza de inversores y otros stakeholders, gracias a una visión clara y una gestión financiera sólida.

 Adaptabilidad y resiliencia ante crisis económicas o cambios en el mercado, asegurando estabilidad.

 Mayor capacidad de innovación, pudiendo invertir en nuevas tecnologías y procesos sin poner en peligro la continuidad de la empresa.

 Alineación estratégica con los objetivos, evitando discrepancias que pueden afectar el desempeño del negocio y asegurando que la visión corporativa y la ejecución financiera van a la par.

Claves para una colaboración eficaz

Para que la relación entre el CEO y el CFO sea realmente productiva es imprescindible establecer una dinámica de trabajo basada en la confianza, la transparencia y una visión compartida del negocio. Estas son las principales pautas para fortalecer esta alianza:

1. Informes financieros que hablan claro

Más allá de compartir datos financieros, el CFO debe traducirlos en información relevante y comprensible para el CEO y el resto del equipo directivo. No se trata solo de presentar informes, sino de construir una narrativa clara que permita entender el impacto financiero de cada decisión empresarial.

El análisis adecuado de la información también facilita la detección temprana de posibles riesgos y la búsqueda de soluciones antes de que afecten al negocio. Cuando CEO y CFO están alineados en su visión y comprensión de la empresa, las decisiones se toman con mayor seguridad y eficacia.

2. Maximización del potencial tecnológico

La automatización de procesos y el uso de herramientas avanzadas, como sistemas ERP para la planificación de recursos empresariales o CRM para gestionar la relación con el cliente, permiten consolidar información en tiempo real y mejorar la capacidad analítica del CFO. Esto proporciona al CEO una base sólida para tomar decisiones fundamentadas en datos actualizados.

Además, la inteligencia artificial y el análisis predictivo ofrecen insights imprescindibles sobre tendencias de mercado, rentabilidad de proyectos y optimización de costes. Aprovechar estas tecnologías agiliza los procesos internos, revela oportunidades y brinda una ventaja competitiva en entornos dinámicos.

3. Las finanzas como puente hacia la estrategia

Un CFO eficaz no solo maneja cifras, sino que sabe contextualizarlas según la situación económica del momento, lo que permite anticiparse a riesgos, reforzar la confianza de inversores y ayudar a movilizar a los equipos internos en torno a los objetivos corporativos.

Esta habilidad es especialmente valiosa en momentos determinantes, como procesos de expansión, búsqueda de financiación o negociación con stakeholders. Además, la capacidad para interpretar datos con visión a largo plazo facilita la toma toma de decisiones en entornos de incertidumbre. Presentar la información financiera de manera clara y convincente marca la diferencia entre generar confianza o sembrar dudas sobre la viabilidad de un proyecto.

4. Planificación financiera con visión de futuro

El CFO debe garantizar que las decisiones empresariales del CEO sean sostenibles en el tiempo. Para ello, es esencial diseñar modelos financieros flexibles que permitan adaptarse a cambios en el mercado sin comprometer la estabilidad de la empresa.

Una planificación sólida debe contemplar distintos escenarios: crisis económicas, fluctuaciones en la demanda, cambios regulatorios y otros factores externos. La capacidad de anticiparse a estos desafíos diferencia a las empresas resilientes de aquellas que quedan atrapadas en la incertidumbre.

3 casos de éxito: Apple, Microsoft y LVHM

Muchas de las empresas que han logrado un crecimiento destacado han cimentado su éxito en la colaboración estrecha entre el director ejecutivo y el financiero.

Ahí están, por ejemplo, Tim Cook (CEO) y Luca Maestri (CFO) de Apple. Mientras el primero impulsaba la innovación y guiaba a la compañía hacia nuevas líneas de negocio, como sus propios chips (M1 y M2), el segundo diseñaba estrategias financieras, como la recompra de acciones y la distribución de dividendos, fortaleciendo la confianza de los inversores, asegurando la rentabilidad y la estabilidad económica.

En agosto de 2024, Apple anunció el cambio en la dirección financiera de la compañía (desde el 1 de enero de 2025, Maestri lidera los equipos de Corporate Service) tras diez años en los que ha multiplicado por diez su cotización, ha duplicado los ingresos y quintuplicado la facturación por servicios.

No está de más señalar que Cook y Maestri solían comparecer juntos cada trimestre ante los analistas para exponer los resultados de la marca, consolidada como la más valiosa del mundo con una capitalización bursátil de 3,45 billones de dólares (unos 3,1 billones de euros).

Otro caso de éxito que refleja el impacto de una relación estable entre CEO y CFO es el de Satya Nadella (CEO) y Amy Hood (CFO) de Microsoft. Desde que Nadella asumió el cargo en 2014, la multinacional tecnológica ha pasado de ser una empresa centrada en software a un gigante de la nube. Por su parte, Hood lleva desde 2013 liderando una gestión financiera tan eficiente y tan alineada con la visión de transformación digital de Nadella, que ha permitido operaciones millonarias como la compra de LinkedIn en 2016 por 26.2 billones de dólares y la adquisición de la empresa videojuegos Activision Blizzard en 2022 por 60.000 millones de dólares.

Por último, destacamos la sintonía entre Bernard Arnault (CEO) y Jean-Jacques Guiony (CFO) en LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy), un tándem que ha resultado ser único para el crecimiento del mayor conglomerado de lujo del mundo, dueño de 76 marcas de renombre, entre otras: Christian Dior, Givenchy, Sephora, Fendi o Moët & Chandon.

Mientras Arnault ha consolidado a LVMH como líder indiscutible del sector, Guiony ha asegurado una gestión financiera que ha permitido adquisiciones como la de Tiffany & Co en 2020 por 13.500 millones de euros.

Gracias a esta colaboración, LVMH ha diversificado su portafolio de marcas y ha mantenido un crecimiento sólido en un sector altamente competitivo. La capacidad del CEO y el CFO para combinar visión empresarial con rigor financiero ha sido fundamental para que LVMH continúe expandiéndose y consolidándose como referencia en la industria de la alta gama.

Revista Emprendedores

Deja una respuesta