Compra una empresa en quiebra después de renunciar a su trabajo con 52 años y ahora es millonario

Cuánto puede cambiar la vida de alguien con determinadas decisiones. Dicen que quien no arriesga no gana, y en parte es cierto, aunque si hablamos de emprendimiento, también te puede llevar a la ruina. No fue el caso de Charles Coristine, un empleado común y corriente que decidió dejar su trabajo más o menos seguro lanzarse a ser empresario. Le salió tan bien que se ha hecho millonario en tiempo récord tras reflotarla y venderla por 750 millones de dólares (unos 660,2 millones de euros al cambio actual).

Es cierto que a lo que se dedicaba la pudo ayudar bastante, puesto que era agente bursátil en Wall Street, por lo que tenía «olfato» para ver oportunidades. Y vaya si lo ha tenido, porque a priori le hubieran tomado por loco, ya que la empresa estaba en quiebra. Charles Coristine, un hombre de 52 años, transformó su vida y la de cientos de personas gracias a LesserEvil, una pequeña compañía de snacks saludables que rescató de la bancarrota con apenas 250.000 dólares (219.000 euros) y mucho esfuerzo.

Todo comenzó cuando Coristine, tras dejar su carrera bursátil, buscaba nuevos horizontes. Fue entonces cuando conoció al propietario de LesserEvil, quien le confesó que estaba a punto de vender la empresa debido a su crítica situación financiera. A pesar de no tener experiencia en el sector alimentario, Coristine apostó todo a una carta, pagando 250.000 dólares por el negocio e inyectando otros 100.000 dólares más para reducir deudas.

La apuesta por la alimentación saludable que cambió su vida

Sin contactos en la industria y formándose a marchas forzadas, Charles Coristine decidió apostar por un mercado emergente: la alimentación saludable. LesserEvil comenzó ofreciendo alternativas innovadoras a los tradicionales snacks como las palomitas de maíz y los cheaps, utilizando ingredientes como aceite de coco y de aguacate.

En pocos años, los productos de la marca se pusieron de moda en EEUU. Sus aperitivos alcanzaron el top de ventas en supermercados y tiendas de barrio, impulsados por la creciente demanda de productos más sanos. LesserEvil facturó en 2023 103.000 millones de dólares en ventas anuales (casi 100 millones de euros), con 83 millones en ventas netas y 14,5 millones en ganancias.

Las claves de su éxito

Uno de los primeros movimientos de Coristine fue rodearse de personas de confianza. Recurrió a su antiguo compañero universitario, Andrew Strife, nombrándolo director de operaciones y financiero, y más tarde director de marketing. También se enfocó en la identidad de marca, renovando logotipo y abriendo una nueva oficina en Connecticut.

Con pocos recursos, tuvo que pedir dinero prestado a amigos y familiares, con el que compró maquinaria de segunda mano y alquiló una fábrica en Danbury. Todo se fue construyendo a base de improvisación y creatividad, desde la puesta a punto de la fábrica hasta la renovación de la fachada.

«Me gusta tanto lo que hago que no parece un trabajo», declaró Coristine en una entrevista a CNBC Make It. Su enfoque en ingredientes únicos y de alta calidad fue clave para diferenciarse en un mercado saturado.

Pero en el mejor momento de la empresa, Charles Coristine decidió dar un paso más: vender LesserEvil a The Hershey Company. La operación, valorada en 750 millones de dólares fue un éxito rotundo. A pesar de la venta, Coristine continúa como directivo dentro de la compañía, disfrutando ahora de una posición de liderazgo con menor presión y mayor calidad de vida.

Luces y una sombra

Parte del éxito de LesserEvil radicó en su ética empresarial. Coristine fomentó un ambiente laboral positivo, lo que atrajo a más de 350 trabajadores entre su fábrica original y la nueva planta inaugurada en 2024 en New Milford.

Aunque tuvo un susto en una inspección de Sanidad —al detectar plomo en algunos bocadillos—, Coristine actuó rápidamente sustituyendo la harina de yuca por sorgo, reforzando la confianza en sus productos.

Hoy, Charles Coristine puede presumir de haber pasado de Wall Street a dirigir un proyecto propio que no solo le ha dado riqueza, sino también felicidad y tiempo libre tras apartarse como cabeza visible. Sí, adora su trabajo, pero se ha apartado en parte de él porque como él dice: «Trabajo menos que cuando estaba en Wall Street, con un horario de 7:45 a 16:30 horas, lo que me deja mucho más tiempo y una gran sensación de felicidad».

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