Si al emprendedor David Palencia Rodríguez hoy se le tuercen las cosas, se queda en la calle porque, aunque le queden pocos meses, todavía avala los préstamos que pidió al banco con su propia casa. Miedo a que le pueda suceder esto, no tiene.
Primero porque sus empresas van como un tiro y, segundo, “porque estoy seguro de que sería capaz de buscarme la vida para levantar otra cosa». Creo que soy capaz de ‘petar’ cualquier cosa que me proponga”, reconoce sin falsa modestia.
A lo único que teme este emprendedor de 34 años recién cumplidos es a su propia cabeza, que le va a mil por hora. Duerme con una libreta en la mesilla porque le suele suceder que se le ocurran cosas mientras duerme. Cuando le pasa esto, enciende la linterna del móvil y lo anota. “Tengo el defecto de que soy pesado. No sé parar. Trabajo 24/y los 365 días del año”, dice. No obstante, para aprender a delegar y relejarse, acaba de contratar los servicios de un coach profesional con el que está encantado.
7 gasolineras y 25 millones
Lo que ahora desvela a David es el sueño de crear una potente red de gasolineras de su marca T9 que recorra toda España y sin descartar el extranjero. Este es el proyecto que arrancó este emprendedor hace dos años y con el que espera cerrar el año en curso habiendo facturado, como mínimo, 25 millones de euros.
Gran admirador de Joaquín Monroy, el impulsor de La chulapa de Moncloa, y a quien sigue en Instagram, al principio dudó entre montar una administración de lotería o abrir una gasolinera. El primero le parecía un negocio relativamente cómodo y rentable mientras que el segundo lo veía más complejo pero más escalable. Al final se decantó por la opción más arriesgada.
En marzo de 2023, abre en Humanes (Madrid) la primera gasolinera T9. Se trata de una pequeña estación ya en funcionamiento que iba regular, pero cuyos datos juzgó Palencia interesantes. A los pocos meses, el establecimiento con el nuevo nombre facturaba ya un 40% más que el original.
“Fue la constatación de que aquí había negocio y de que podíamos liarla gorda. Empezamos a buscar otra y luego otra…”. Así hasta el pasado día 17 de marzo, cuando la marca T9 abría su séptima gasolinera en Tomelloso (Ciudad Real).
Las otras se reparten entre Humanes (2); Valdemoro (1); Galapagar (1), Móstoles (1) y Tarancón (1). Solo con estos siete establecimientos, en el supuesto de que se estabilice ahí, facturaría Palencia los 25 millones de este año a una media de entre 1.500 y 1.800 tickets por día. Ninguna es de nueva construcción, pero ya tiene este emprendedor vistos terrenos para construir gasolineras desde cero en nuevos emplazamientos por el territorio nacional y con una fuerte apuesta por lo que llaman la ‘España vaciada’.
Gasolineras ‘premium’ a precio ‘low cost’
Hablamos de unas gasolineras low-cost pero de concepto premium. Con pocas letras y colores elegantes: fondo negro, una flecha verde petróleo y las letras de la marca en blanco para que resalten bien ha conseguido una imagen diferente. A Palencia le hubiese gustado ser premium, pero sabedor de la imposibilidad de batallar con gigantes de la talla de Repsol o Cepsa, optó por competir con Petroprix, Plenergy o Ballenoil y diferenciarse de ellas con el eslogan de ‘gasolinera premium a precio low-cost’.
El emprendedor se apresura a aclarar que la expresión low-cost no tiene nada que ver con la calidad del producto. “La gasolina es la misma en todos los establecimientos, aunque luego haya distintos proveedores. Lo que cambian son los aditivos, HQ300 para el gasoleo y HQ400 para gasolina. A estos, nosotros añadimos un segundo aditivo que ayuda a que el combustible queme mejor y el coche pueda hacer más kilómetros con menos consumo, reduciendo la emisión de humos, entre otras muchas cosas. Garantizamos un combustible premium”, asegura.
Ligero de equipaje
La explicación que da David Palencia para que un producto supuestamente enriquecido resulte al cliente más económico, la encuentra en la reducción de los gastos fijos. “No hay ningún secreto. Cuanto más grandes son las petroleras, más directivos tienen, más rascacielos y edificios nobles ocupan y más invierten en publicidad. Todo eso hay que mantenerlo. Nosotros somos una empresa joven en la que, aunque estemos creando departamentos, mantenemos una estructura ligera. Esto es lo que nos permite abaratar costes”.
Donde no escatima gastos Palencia es marketing, la promoción del negocio y la fidelización de los clientes. Cada año reserva una partida de entre 20.000 y 30.000 euros para repartir descuentos y regalos -iphones y patinetes eléctricos incluidos- entre los socios. Han desarrollado también una app donde se pueden consultar a tiempo real los precios, los repostajes o el emplazamiento de las gasolineras, entre otras funcionalidades. Factores estos que también ayudan a alejarse de la competencia.
Facturar mientras duermes
Gran consumidor de lecturas emprendedoras, una frase de Warren Buffett que se le quedó grabada es la de: “si no encuentras una manera de ganar dinero mientras duermes, trabajarás hasta que te mueras”.
Aunque dice que “lo de ser millonario me da más igual”, lo cierto es que el dicho lo aplica a todas sus gasolineras, que facturan las 24 horas de los 365 días del año. Todas son estaciones automáticas de autoservicio, aunque cuentan con dos o tres personas en pista para la atención al público de 7 de la mañana a 8 de la tarde, de lunes a viernes, y otros tantos con horario restringido los fines de semana.
“Esta independencia y escalabilidad es lo que más me atrajo del modelo de negocio. Puede que alguien falle un día y haya que hacer algún reajuste en la plantilla, pero la rueda no se para por la ausencia de un profesional clave, como pasaría, por ejemplo, con el chef de un restaurante. Con esto puedes segui generando ingresos pasivos sin nadie al frente del negocio”.
Hasta dar con el nombre
De todo el proceso para la puesta en marcha de T9, lo más complicado que recuerda Palencia fue dar con el nombre comercial de la marca. “Buscaba algo sencillo, fácil de recordar, amigable y capaz de internacionalizarse. Tardamos 4 o 5 meses en dar con el nombre. Contraté a una agencia especializada en naming, pedí listados a toda la familia y organicé apuestas con mis amigos para ver si a alguno se le ocurría un nombre original”.
Al final salió T9, y está encantado. “Suena dinámico, algo así como ‘te mueve’ y es fácil de recordar. Me gustó mucho”.
El origen del éxito
David Palencia es un emprendedor de barrio, concretamente del municipio de Fuenlabrada (Madrid). Hijo de un vendedor de muebles, cuenta que más de un verano la familia se quedó sin vacaciones. Mientras estudiaba primero el grado medio y luego el superior de Administración y Finanzas en el Instituto, trabajó en todo lo que le salía.
Ha vendido cuadros en el rastro, hizo encuestas, trabajó un año en la fábrica de Peugeot, otro año con su tío “de chico para todo” y, al acabar los estudios le ofrecieron prácticas en una agencia de publicidad. “Me gustó tanto que monté la mía propia”.
Se refiere a la agencia de publicidad Repapubli, especializada en buzoneo que Palencia constituyó en 2011 a la edad de 21 años. Decir que la agencia sigue viva y que la previsión para el cierre de 2025 es haber facturado 7 millones de euros. Ya en esta primera iniciativa David convence a su padre, de espíritu emprendedor cero, para que se asocie con él. Y así, a rebufo, le sigue acompañando el padre en todos los proyectos que comparten al 50%. También las oficinas de la agencia, en Móstoles, comparten hoy infraestructuras con T9 para conservar la liviandad de la rueda.
A la agencia de publicidad le siguió el negocio de los talleres mecánicos para coches. Aquí llegó a montar seis talleres afiliados a la marca franquiciadora Carter-Cash. Este le dio más quebraderos de cabeza así que ha ido vendiéndolos y ahora solo le quedan dos, los que mejor funcionaban. También ha probado suerte en el mercado inmobiliario y en el de capitales y ha sido con sus propios recursos y poquita ayuda bancaria la forma de financiarse siempre.
Un hombre de charcos
Pasar de pobre a rico en apenas 10 años; dirigir tres empresas; cargar con las nóminas de cuatro decenas de familias cada mes y el pago a más de un centenar de colaboradores no parece que sea un plato fácil de digerir para un joven de 34 años de clase humilde y estudios medios.
En estos perfiles que alcanzan el éxito tan pronto, es más habitual ver cómo se les va la cabeza que mantenerla sobre los hombros. David Palencia trata de conseguirlo aferrándose a una actitud de humildad -«no me olvido de donde vengo»- y al cariño de su mujer y sus dos hijos.
Se ha permitido, eso sí, comprarse una casa grande y un coche de alta gama. Por lo demás, sigue consultando los precios de las cartas cuando entra a un restaurante, visita a sus padres en la casa que mantienen en Fuenlabrada y queda los fines de semana con sus amigos de la adolescencia para tomar unas cañas en el chiringuito de siempre. Del grupo, solo él es emprendedor y, aunque entiende que haya personas que opten por una vida tranquila con un sueldo y un horario fijos, “yo con eso muero. Para bien o para mal, soy un tío de charcos”.
Tampoco es el dinero lo que más motiva ya a David Palencia, lo suyo, dice, “es conseguir cosas” y el truco para lograrlo: “trabajar mucho” y «saber bajar al barro». En la suerte cree algo, pero no se fía de ella. Aquí tira de otra máxima que leyó en algún sitio: “Si una persona para conseguir sus metas en 10 años emplea 8 horas de trabajo al día, si emplea 16 consigue lo mismo en 5 años, y eso es lo que yo aplico”.
Entusiasmo y confianza en sí mismo tampoco le faltan convencido, “y puede que esté mal decirlo”, de estar bendecido con el don de “levantar cosas. Tu me dices que en esta botella de agua que estamos tomando ahora hay dinero, y yo me pongo a investigar y me atrevería a jurar que monto una fábrica de botellas de agua”. No hace falta jurar. Seguro que así lo haría.