El emprendedor que vive del amor al fan art y al café

Juapi, que es el nombre artístico con el que quiere que hablemos de él, lleva dibujando desde que tiene uso de razón. Sus primeros recuerdos proceden de los programas que veía en la televisión como los de ‘Los caballeros del Zodiaco’ y ‘Oliver y Benji’. Pero el impulso de dibujar sin parar  después de cada capítulo le llegó con ‘Dragon Ball’. “Yo no descubrí el fan art, lo llevo en la sangre igual que muchos otros artistas de mi generación”, declara.

Lo que Juapi comparte con esos otros artistas a los que se refiere es haberse iniciado en el mundo de la ilustración copiando o reinterpretando a personajes famosos que admiran desde la infancia que les llegaban a través de películas, series, cómics o videojuegos y que les sirvieron de inspiración para aprender a dibujar, primero, e intentar ganarse la vida con ello, después.

En eso se basa el fan art, en la creación de obras inspiradas en otras preexistentes que admiran y homenajean pero aportando luego una visión y estilo propios, dando lugar al nacimiento de una obra nueva, aunque sea derivada. La originalidad de su producción artística la encontró Juapi, en el uso del café para la ejecución de sus ilustraciones. De ahí el nacimiento de Juapi Coffee Artist, el sitio web desde el que da a conocer su trabajo y distribuye parte de su obra.

Se ha especializado en coffee paintings, una técnica basada en utilizar café como pigmento principal para crear obras de arte en cuya disciplina Juapi dice estar “considerado entre coleccionistas, marchantes de arte y casas de subasta como uno de los mejores del mundo”.

De aquí su participación en numerosos eventos por toda Europa y sus colaboraciones con distintas editoriales para realizar ilustraciones de portada o de interior así como portadas para discos musicales. Su trabajo lo ha recopilado también en varios libros de arte personales.

El coffee paintings empezó a practicarlo hace 8 años, a raíz de un parón profesional ocasionado por un accidente que le rompió la clavícula. “Fueron mis primeras ilustraciones utilizando este material-cuenta- Subí fotos y vídeos del proceso a mis redes sociales para ver cómo reaccionaba la gente, y la verdad fue fantástico ver la acogida que tenían. Un día, un editor amigo mío me invitó a participar en un evento, y yo me acerqué con apenas 10 ilustraciones de los personajes de cine que había pintado hasta ese momento ( Eduardo Manostijeras, Indiana Jones, Freddy Krueger, etc, etc… ), y apenas había colocado 3 en la mesa, cuando ya había gente pidiéndome de tres en tres».

A raíz de ese evento, fue consciente de que «esto había que seguir trabajándolo y mejorándolo, con ilustraciones mejor pintadas, mucho más complejas, cosas que hicieran que la gente se sorprendiera y tuviera ganas de tener una de mis obras colgada en la pared de su casa”.

La clave del éxito

La mayoría de sus ilustraciones se relacionan con la cultura pop y el éxito de su obra se lo atribuye a un factor principal: “haber trabajado mucho y muy duro”. Su ritmo de producción está muy por encima de la media, con entre 100 y 150 ilustraciones cada año “sin contar con las cientos de ilustraciones que hago en dedicatorias cuando se llevan alguno de mis libros de arte en eventos, que pueden ser entre 10 y 30 cada fin de semana”.

El 75% de su trabajo procede del fan art, pero el resto son trabajos editoriales y de otros medios que debe compaginar. Asimismo suele participar en alrededor de 40 eventos anuales relacionados con la materia, especialmente en España y Francia aunque también ha participado en otros celebrados en Alemania, Bélgica, Holanda o Portugal.

Ello es lo que le ha permitido crear su propia sociedad llegando incluso a montar su un establecimiento, aunque ahora se ha quedado solo con la web como canal principal de ventas online.

El riesgo de que te cierren el chiringuito

Aunque los creadores de la obra original o los propietarios de los derechos de autor de las obras originales suelen ser bastante permisivos con los fanartistas. La mejor forma de practicar este arte de forma 100% legal es conseguir el consentimiento expreso de las marcas o el autor original, algo que Juapi considera prácticamente imposible.

“He visto en persona cómo ha habido redadas en diferentes eventos donde los artistas de fan art han tenido que cerrar el puesto y destruir todo el material”, cuenta. Otra consecuencia sería una posible sanción económica. Aunque ningún fanartista está libre de este riesgo, la mejor forma de evitarlo es que el resultado de la obra reinterpretada sea lo más inventiva posible, es decir que, aunque se inspire en ella, cuando menos se parezca al original mejor.

Esa es al menos la táctica a la que recurre Juapi quien piensa que si, hasta ahora, no ha padecido ninguna incautación es “porque mi estilo y mi acabado se diferencia mucho del resto de artistas, por lo que pasa desapercibido en este tipo de situaciones”.

Ana Delgado

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