La histórica ronda de financiación de OpenAI, que ha recaudado 6.600 millones de dólares para disparar su valoración por encima de los 150.000 millones de dólares, ha atraído los cheques de algunos de los mayores inversores del mundo en el sector de la tecnología y el capital de riesgo.
Sin embargo, al parecer existe una condición en la ronda que podría echarlo todo a perder.
Si el fabricante de ChatGPT no completa su transformación a una empresa con ánimo de lucro en un plazo de dos años, los inversores de la última ronda podrían solicitar la devolución de su importe, según han informado varios medios.
Cuando se fundó en 2015, OpenAI era una organización sin ánimo de lucro. En 2019, agregó una rama con fines de lucro para recaudar dinero, pero aseguró que seguiría centrándose en alcanzar una inteligencia artificial general segura que beneficiase a toda la humanidad.
Hasta que el mes pasado, OpenAI confirmó que la empresa se convertiría en una entidad con ánimo de lucro en los próximos dos años, lo que irritó a algunos seguidores del mundillo tecnológico. tecnología.
Jill Horwitz, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de California en Los Ángeles, explica en una entrevista con Business Insider que ese cambio podría dar lugar incluso a que el Gobierno de Estados Unidos impugne el proceso ante los tribunales.
Todos los activos que OpenAI tiene ahora mismo bajo su estructura sin ánimo de lucro están «dedicados a un fin benéfico», afirma Horwitz. «Incluso si son miles de millones de dólares, como en OpenAI, están perpetuamente dedicados a esos fines».
«Los activos que legalmente deben dedicarse a fines benéficos no se pueden convertir a fines con ánimo de lucro», añade Horwitz. «En cierto sentido, el ánimo de lucro tiene que recomprar las participaciones sin ánimo de lucro».
OpenAI está registrada como organización sin ánimo de lucro en Delaware, un estado en el que muchas organizaciones sin ánimo de lucro y empresas con ánimo de lucro deciden constituirse por las ventajas fiscales. Pero habida cuenta de los activos y operaciones de OpenAI en California, el fiscal general de ese estado «tiene potestad para garantizar que los activos benéficos no se utilicen con fines de lucro», señala Horwitz.
Además, el organismo fiscal equivalente a Hacienda también podría impugnar el proceso de transición, según Horwitz.
«Los reguladores tienen el deber de proteger el interés público, y el público tiene interés en que los activos benéficos sigan dedicándose a fines benéficos», afirma.
Alexander Reid, socio del bufete de abogados BakerHostetler, considera que la transición de OpenAI a una empresa con ánimo de lucro es compleja y podría complicarse aún más no solo por los reguladores, sino también a nivel interno.
«Si un director cree que los demás están incumpliendo la misión de la empresa y tomando una decisión que no redunda en beneficio de la organización sin ánimo de lucro, podría presentar una demanda» en nombre de la empresa, explica Reid, especializado en la regulación de organizaciones sin ánimo de lucro.
El mayor obstáculo para OpenAI, según Reid, será «conseguir claridad sobre cómo la reconversión ayudará a la misión de la empresa, y conseguir unanimidad y alineación en el consejo y con los reguladores acerca de que esto es lo correcto».
Reid afirma que la Comisión de Bolsa y Valores (SEC, por sus siglas en inglés) se centrará en si los inversores están informados de los riesgos, Hacienda (IRS, por sus siglas en inglés) estudiará si se cumplen las leyes fiscales y los fiscales generales querrán saber si la transición hacia el lucro es justa, razonable y en el mejor interés de la entidad sin ánimo de lucro.
Pero «si hay desacuerdo dentro de la entidad, entonces será mucho más difícil que los reguladores lo aprueben», asevera.
Aun así, los expertos jurídicos afirman que, aunque la transición de OpenAI a una empresa con ánimo de lucro sea complicada, es factible.
Reid cree que es posible que OpenAI pueda llevar a cabo la transición en un plazo de dos años.
«Cuando las cosas son tan importantes, normalmente se puede llamar la atención de los reguladores en cuestión», afirma Reid. «Puedes conseguir que la Comisión de Bolsa y Valores (SEC) y Hacienda (IRS) y el fiscal general de California y quienquiera que necesites se centren en la transacción y dediquen los recursos necesarios para aprobarla de una forma en la que otras transacciones más rutinarias podrían llevar más tiempo».
Y añade: «Cuando hay tanto interés en el mercado, y las cantidades son tan significativas, y el interés del Gobierno es tan importante, creo que se puede esperar que las cosas se muevan más rápido de lo habitual». Realmente depende de lo que hagan los reguladores», afirma Horwitz.
OpenAI no ha respondido a las preguntas formuladas por Business Insider para este artículo.
A principios de este año, Elon Musk, cofundador de OpenAI, demandó a la startup y a otros dos cofundadores, Sam Altman y Greg Brockman. Musk alegó que OpenAI no cumplía su misión como organización sin ánimo de lucro, pero el propio Musk retiró la demanda en junio.
Empleados, miembros del consejo de administración y otras personas relacionadas con OpenAI también se han enfrentado por la rapidez con la que la empresa debería desarrollar y lanzar sus productos y por el tipo de supervisión que necesita su tecnología. Estos debates se intensificaron después de que OpenAI lanzara ChatGPT, que atrajo a 100 millones de usuarios en unos dos meses, en 2022.
El pasado noviembre, algunos miembros del consejo de administración de OpenAI destituyeron a Sam Altman como consejero delegado de la empresa. Pero Altman recuperó su puesto, y dos miembros del consejo que abogaron por su destitución abandonaron sus cargos.
Desde entonces, varios empleados de alto nivel han abandonado OpenAI, incluidos algunos de sus cofundadores.