Dicen que el 90% de las empresas fracasan. Pero en general las historias que se cuentan, son siempre las del 10% que salen adelante. ¿No sería más instructivo que fuera al contrario?
En la edición de esta semana te voy a hablar de lo que hay al otro lado del lambo. La cara oscura del emprendimiento, que si no la has sufrido ya, hazte el cuerpo porque la vas a sufrir. Vamos pallá:
El fin de semana pasado estuve de viaje por Madrid y practiqué uno de mis pasatiempos favoritos: ir de librerías.
De modo que estuve buceando entre los anaqueles de la Casa del Libro de Gran Vía, y como parte del botín me llevé un libro del que os voy a hablar bastante hoy: “El Libro Negro del Emprendedor” de Fernando Trías de Bes.
Un clásico dentro de los libros sobre emprendimiento.
Claro. Conciso. No sobra ni una coma.
No voy a hacer una reseña al uso. Quiero hacer una reflexión sobre cuatro temas que me parecen fundamentales para el tema del emprendimiento, y me apoyaré en el libro cuando lo crea necesario.
Porque emprender es más arriesgado que quedarse atrapado en un ascensor con Íñigo Errejón.
Eso hay que tenerlo claro.
Tú no eres un emprendedor
O a lo mejor sí, pero no lo des por sentado.
Tener una idea y querer montar una empresa no te convierte en emprendedor.
Emprender es una forma de ver la vida. Alguien que la caga con un proyecto y ya está deseando meterle mano a otro. Como un torero al que le dan una cornada, y se baja de la camilla ensangrentado, para volver al ruedo.
Cuando emprendes hay muchas cosas que no son agradables, y te apetece menos hacerlas que un pellizco en el escroto.
Trías de Bes distingue entre emprendedores y empresarios. Los primeros son aquellos con creatividad, que montan cosas para cambiar el mundo. Los segundos son expertos en gestión y se ocupan del crecimiento de las empresas.
Tú puedes montar un negocio, hacer que le vaya muy bien, y en su debido momento, cederle el testigo a otra persona más adecuada, para que la lleve al siguiente nivel.
No sé a ti, querido lector, pero a mí la parte que me toca la Kartoffel es la parte creativa. La de montar algo con tus propias manos.
¿Tú de qué tipo eres?
¿Vida personal? ¿Eso qué es?
Yo trabajo los 7 días de la semana.
Durante prácticamente todo el año. Si un día no hago nada es porque hay alguna circunstancia especial.
¿Y eso es malo o es bueno?
Yo no me paro a pensarlo. Simplemente actúo.
Tengo un proyecto (bueno, varios) y la ilusión de sacarlo adelante. Eso me proporciona el combustible que necesito para sacar energía de debajo de las piedras.
Todo lo que acabo de contar suena muy bonito, pero también exige muchos sacrificios.
Muchos días en los que estoy de viaje y no puedo recoger a la enana del cole, por ejemplo. Ver su cara de alegría cuando me ve al salir de la escuela es siempre el mejor momento del día.
Cuando te hablan de series y cosas de esas, y tú crees que te están hablando en chino, porque por las noches te dedicas a aprender PHP en lugar de ver la tele.
Lo que hay que tener claro, es que existe una gran descompensación entre la vida personal y la profesional. Y eso va a suceder durante mucho tiempo.
No existen los emprendedores de 8 a 3.
Yo distingo los fines de semana de los otros días porque mi Cordobávara de 9 años no va al cole. Me la encuentro pululando por la casa a las 10 de la mañana, con sus pelos largos como si los hubiera metido en un enchufe…
-Pero niña, ¿qué haces tú aquí?
-Hoy es sábado papá.
Aquí se viene a darlo todo. Durante mucho tiempo. Aunque no se vean resultados.
Ve diciendo en casa de tus padres que no conviertan tu dormitorio en un spa.
Por si acaso.
El menor número de seres humanos posible
La Corbad GmbH (una GmbH es una SL alemana), mi empresa de Marketing, es (de momento) un negocio unipersonal.
Lucrativo sí, pero unipersonal.
Con el apoyo en todos los sentidos de mi Señora Alemana, pero todo pasa por mi manos. Soy yo quien decide todo, y si necesito ayuda, o bien acudo a mi mujer, o a una persona experta que tenga una visión externa a la empresa.
Trías de Bes le dedica una gran extensión del libro al tema de los socios. Existen falsos motivos por los que se elige a alguien, para que nos acompañe en nuestra bendita locura emprendedora.
Cuenta que en su opinión, la principal razón por la cual un emprendedor se asocia es el miedo.
Parece lógico.
El acojone es algo intrínseco del ser humano, especialmente cuando te sales de tu zona de comodidad (¿has visto cómo he evitado decir eso tan manido de “Zona de confort”?).
El libro menciona una frase que es definitiva:
La gente prefiere llorar junta que reír separada
Escoger socios es casi más un arte que otra cosa.
Recuerdo que, allá por 2008, Gonzalo García, dentro de su curso “Arquitecto y Emprendedor”, decía lo siguiente:
-¿Qué cómo se elige un socio?
-Imagina que esa persona sufre un accidente y tú te tienes que hacer cargo de todo. ¿Estarías dispuesto a estar dándole a esa persona su parte del negocio durante cuarenta años, aunque ella no haga nada?
-Si la respuesta es no, mejor busca otra solución .
Probablemente es un ejemplo un poco radical, pero desde luego deja entrever que no es algo que haya que tomarse a la ligera.
Toma nota.
Tus ideas no valen un pimiento
Te voy a contar un secreto:
Lo importante no es la idea, sino la ejecución
O como lo dice Trías de Bes:”Tus ideas no valen nada, lo que cuenta es la forma de la idea”.
Hay personas que tienen una idea y no se la quieren contar a nadie porque temen que algún desaprensivo se la vaya a robar.
Además hay casos donde esa mente brillante lo que quiere es que la idea la ejecutes tú, y vais a medias.
Alma de cántaro.
A estos los llama Trías de Bes Emprendedores Gollum. Aquellos que consideran una idea como su tesoro, y no la sueltan ni con agua caliente.
Es cierto que a veces tenemos ideas que pensamos que lo van a petar, pero luego son un ¡meh! (me encanta esa expresión de Zahara Cuenca ).
Pero ese es nuestro pan de cada día.
Probar cosas. Y volver a probar hasta que demos con la tecla.
Y no hay que descubrir la luna. Tal y como dice el amigo Trías:
Más vale una idea mediocre brillantemente implementada, que una idea brillante mediocremente implementada (F. Trías de Bes)
Muchas veces es suficiente con coger algo que ya estaba ahí y hacerlo mejor o de forma diferente a los demás.
Así de simple, y así de difícil.
En cualquier caso, querido lector, no desfallezcas. Sigue intentándolo, porque tú estás hecho de otra pasta.
Eres un emprendedor.
Espero que te sirva lo que te he contado hoy aquí. Si no has leído el libro, desde luego te lo recomiendo, porque es una lectura muy amena y en un par de veces que vayas al baño te lo has fundido.
Me gustaría que me contaras en comentarios si tú conoces la cara negra (a mí me gusta más llamarla marrón) del emprendimiento. Tus experiencias y qué has hecho cuando han venido mal dadas.
Creo que eso nos ayudaría a todos.
Con esto me despido de ti, querido lector, hasta la semana que viene.
¡Nos vemos!