Los autónomos también pueden deducirse el 42% de las innovaciones que hagan en su negocio: ejemplos

Invertir en tecnología, innovación y desarrollo ya no es un lujo al alcance sólo de las grandes empresas. Los autónomos y los pequeños negocios pueden beneficiarse también de deducciones fiscales por actividades de investigación, desarrollo e innovación (I+D+i), logrando recuperar una parte significativa de lo invertido en este terreno. Un incentivo fiscal que, además de fomentar la modernización de los negocios, reduce cualquier riesgo asociado a la adopción de nuevas tecnologías, algo que tradicionalmente ha supuesto un freno para las microempresas.

Las deducciones por I+D+i permiten que cualquier negocio, con independencia de su tamaño, puedan ahorrar hasta un 42% de lo invertido en proyectos tecnológicos, dependiendo de la naturaleza del gasto y del cumplimiento de ciertos requisitos. Por ejemplo, un pequeño negocio de venta de piezas y componentes para la reparación de electrodomésticos y otros aparatos, que invierta 15.000 euros en un software específico para optimizar la gestión de sus inventarios, podría desgravarse hasta 6.300 euros en la declaración del Impuesto de Sociedades.

Incluso si no presentase beneficios este año, tendría la posibilidad de reclamar esta cantidad como un crédito fiscal. Es decir, a una compensación con los beneficios futuros.

Las deducciones se aplican tanto al desarrollo de nuevos productos como a la mejora de los ya existentes

Estas deducciones se aplican tanto a las actividades de investigación y desarrollo –cuando se busca crear algo completamente nuevo– como a la innovación tecnológica, que implica la mejora de productos, procesos o servicios ya existentes. Además, los autónomos persona física también pueden beneficiarse de estas ventajas en su declaración del IRPF, convirtiendo la innovación en una oportunidad real para cualquier negocio, independientemente de su tamaño.

Para ilustrar estas deducciones, basta con mirar casos de pequeños negocios que han apostado por la tecnología. Una panificadora artesanal decidió invertir 12.000 euros en colaboración con un centro tecnológico, para desarrollar una harina específica adaptada a consumidores con restricciones alimentarias. Gracias a esta innovación, logró un producto diferencial en el mercado y recuperó hasta 5.040 euros de la inversión inicial gracias a las deducciones fiscales.

Otro ejemplo es el de una pequeña asesoría, especializada en subvenciones para el sector agroalimentario. Este negocio adquirió un programa, desarrollado por una startup, que le permite un seguimiento de cuentas novedades se producen en el terreno de la oferta pública de ayudas, además de mantener a sus clientes constantemente informados de las mismas, e incluso de cómo va la tramitación de su expediente. El desembolso de 9.500 euros no sólo mejoró su eficiencia operativa, sino que además se tradujo en un ahorro de 4.000 euros a la hora de presentar sus impuestos.

Los expertos recomiendan que las inversiones hayan sido aprobadas por el Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI)

Vicente Pléyades, socio fundador del Instituto Avanzado de Gestión Empresarial (IAGE), recalcó a este diario que estas deducciones están diseñadas para democratizar el acceso a la innovación. “Es un error pensar que las ventajas fiscales por I+D+i son exclusivas de las grandes empresas. Los pequeños negocios tienen las mismas oportunidades, si se atreven a dar el paso. Aunque, como es lógico, las cantidades difieren entre unas y otros”, aseguró.

Uno de los avances más destacados en los últimos años es la posibilidad de obtener un informe vinculante del Ministerio de Ciencia e Innovación. Este documento certifica que las actividades realizadas califican como I+D+i, otorgando seguridad jurídica al negocio. “Contar con este aval del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI) no es realmente obligatorio, pero sí recomendable, ya que evita posibles discrepancias con Hacienda y facilita la tramitación de las deducciones”, señaló Pléyades.

Además, destaca que incluso los autónomos pueden beneficiarse. “Un gestor administrativo que desarrolle una herramienta para automatizar cálculos fiscales o gestiones recurrentes puede acceder a estas deducciones”. Y continuó: “La clave está en documentar correctamente el proyecto y asegurarse de cumplir con los criterios establecidos”.

Si no existen beneficios, la deducción puede hacerse en año posteriores

Un aspecto poco conocido, pero clave para los pequeños negocios, es que estas deducciones no dependen de obtener beneficios. En el caso de que el negocio no pueda aplicarlas por falta de rentabilidad, puede solicitar su devolución como un crédito fiscal. “Esto supone un alivio a tener en cuenta para quienes están comenzando un proyecto innovador y aún no generan las ganancias esperadas. Es un estímulo para seguir invirtiendo en tecnología y competitividad”, añade Pléyades.

El primer paso para beneficiarse de estas deducciones es identificar las actividades que podrían calificarse como I+D+i. Esto incluye desde la creación de nuevos productos hasta la mejora de procesos productivos. Después, se deben justificar los gastos asociados y, opcionalmente, solicitar el informe vinculante del Ministerio de Ciencia e Innovación. Una vez se haya obtenido esta certificación o se haya documentado adecuadamente el proyecto, las deducciones pueden aplicarse en el ejercicio fiscal correspondiente.

Además, muchos pequeños negocios optan por colaborar con el más de medio centenar de centros tecnológicos existentes en España [], que apoyan a los pequeños y medianos negocios en sus procesos de I+D+i, ayudándoles a desarrollar una idea o a proyecto en sus talleres y laboratorios. A veces, sin saber si tendrá viabilidad en el mercado, pero además ejerciendo de buscadores y conseguidores de financiación”. Y es que, según Pléyades, “muchas veces los emprendedores y autónomos con negocios no saben a dónde dirigirse o cómo conseguir fondos públicos para sacar adelante su proyecto de innovación. Y un experto ofrecer asesoramiento para identificar oportunidades de deducción y gestionar la documentación necesaria”.

También existen bonificaciones de la Seguridad Social para contratar personal especializado

Es importante señalar que las deducciones por I+D+i son solo una de las diversas herramientas disponibles para los pequeños negocios que apuestan por la tecnología. Existen otras ayudas específicas, como bonificaciones a la Seguridad Social para personal investigador, que pueden complementar este ahorro fiscal. Por ejemplo, un negocio que contrata a un técnico especializado en innovación puede beneficiarse de un descuento del 40% en las cuotas sociales de este profesional.

“La innovación no tiene por qué ser inalcanzable para los pequeños negocios. Hay incentivos diseñados para facilitar su acceso, siempre y cuando se planifiquen correctamente”, concluyó el experto. La innovación no es solamente una necesidad para competir, sino también una oportunidad para crecer. Este marco fiscal más accesible así lo demuestra.

Jaime Rodríguez

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