Los llamados miembros de la generación Z (aquellos jóvenes nacidos a partir de 1996), parecen estar cambiándolo todo. Por lo general se habla de su particular visión profesional, que en muchos sentidos está obligando a transformar las prioridades de muchas empresas o sus rutinas laborales. Sin embargo, también hay otro factor fundamental: la manera en la que consumen.
Saber cómo compran y de qué manera llegar a las prioridades de los jóvenes (esto es, a sus bolsillos) se ha vuelto una obsesión para un gran número de compañías tradicionales. Para ello, muchas de ellas están recurriendo a un concepto que cada vez se repite más en todo el mundo: los “susurradores” (whisperes en inglés). ¿Quiénes son y de qué forman influyen en el mercado?
¿Qué son los susurradores de la generación Z?
Hace aproximadamente un año que en Estados Unidos comenzó a acuñarse el término “susurradores de la generación Z”, también conocidos como conocidos también como “ZEOs” o «Gen Z whisperers”. Básicamente, se trata de jóvenes con una función muy definida: consultores, a falta de una palabra mejor, que ayudan a las empresas a entender y llegar a su generación.
Este término, utilizado primero por agencias de marketing y relaciones públicas como Berns Communications y medios como The Guardian, engloba por lo general a estos nuevos asesores, quienes ayudan no solo al desarrollo de nuevos productos o estrategias comerciales, sino también a poner de manifiesto aquellos valores que mejor representan a a quienes están en las veintena o treintena.
Sin ir más lejos, ejemplos de ello pueden ser cuestiones como la sostenibilidad o la diversidad, asuntos que parecen tener más importancia entre los jóvenes de lo que nunca antes han tenido para los miembros de las generaciones anteriores. Como señalan algunos expertos, empresas de moda o tecnología suelen estar entre las que más recurren a estos susurradores.
Según Merill, esta generación no solo está impulsada por valores éticos y de sostenibilidad, sino que además prefiere experiencias y personalización en lugar de lo que tradicionalmente se han considerado productos masivos y genéricos. Su rol como consumidores, por lo tanto, está llevando a muchas empresas a reconsiderar sus modelos de negocio y también sus prioridades.
Los susurrados no son influencers
Seguramente estés familiarizado con el término “influencer”, incluso si nunca has escuchado hablar de los susurradores. En ocasiones, es bastante común que unos y otros se confundan, pero su labor, por así decirlo, es distinta. Por no hablar de que los influencers llevan más tiempo asentados en redes sociales y medios de comunicación, mientras que los susurradores son un fenómeno más nuevo.
Es importante, en este sentido, distinguir sus funciones. Los influencers son perfiles populares de jóvenes, que aprovechan su influencia (de ahí el nombre) entre su público para promocionar cualquier contenido o artículo patrocinado. Por el contrario, los susurradores son miembros de la generación Z que colaboran con las marcas “desde dentro”, de forma más profunda.
Su importancia es tal, que según una encuesta estadounidense, el 51% de los jóvenes tienen en cuenta la identidad de las empresas antes de comprar. Los susurradores, por lo tanto, empiezan a ser una figura que no solo “viste” a las empresas, sino que está obligada a transformarlas desde sus propias raíces.