El interés de los inversores en los llamados negocios emergentes (también conocidos como startups) en España y en el resto del mundo, atraviesa un periodo de reflexión. Tras el auge experimentado entre los años 2021 y 2022, impulsado por una digitalización acelerada y una elevada liquidez, los datos recientes apuntan a una desaceleración evidente.
En 2024, la inversión global cayó un 10% respecto al año anterior, con cifras inferiores a las previas a la pandemia, según CB Insights. En España, la situación refleja también este cambio de tendencia, con menos rondas de financiación y una mayor cautela por parte de los inversores.
A pesar de este escenario, el sector sigue mostrando resiliencia en algunos ámbitos. La inteligencia artificial (IA) generativa ha captado un volumen significativo de inversión, demostrando que las tecnologías disruptivas siguen atrayendo capital. Sin embargo, la distribución desigual de los fondos y el descenso de las megarrondas de financiación generan dudas sobre si estamos ante una corrección natural del mercado o un síntoma de estancamiento.
Cae la inversión de negocios emergentes en sus primeras fases de desarrollo
El ámbito de las startups ha experimentado un cambio en el último año. Los fondos de capital riesgo han endurecido los requisitos, priorizando proyectos con rentabilidad demostrada sobre aquellos basados en crecimientos exponenciales. Los emprendedores se enfrentan ahora a un escrutinio mayor, lo que afecta especialmente a los negocios emergentes en fases iniciales, que ahora se encuentran con mayores dificultades para cerrar rondas semilla (el capital inicial destinado a un negocio emergente en sus primeras etapas).
En España, los datos muestran que, mientras que en 2023 se lograron casi 400 millones de euros en inversión semilla, en 2024 la cifra se redujo a 224 millones. Este descenso pone de manifiesto la necesidad de modelos más sostenibles y menos dependientes del capital externo. A pesar de ello, sectores como el fintech y la inteligencia artificial han mantenido su atractivo, con operaciones destacadas que demuestran la capacidad de adaptación del mercado. “La IA sigue destacando por su posible empleo en múltiples industrias y por su potencial para apuntalar y potenciar modelos de negocio innovadores”, destacó a este diario Ralph Michaud, profesor de OBS Business School.
El cambio también ha afectado a las startups en fases más avanzadas, en las que las grandes rondas de financiación se han reducido drásticamente. En el último trimestre de 2024, solo hubo 98 operaciones globales superiores a 100 millones de dólares, muy lejos de las más de 400 registradas durante el auge de 2021. Sobre esto, Joaquín Azcúe, profesor de EAE Business School, destacó a este diario que “esta corrección del mercado es razonable en un contexto de incertidumbre geopolítica y presión macroeconómica: muchas startups tienen que demostrar rentabilidad y alinearse con retos globales, como la sostenibilidad”.
Los inversores están evitando financiar los negocios con estructuras financieras más débiles
El contexto macroeconómico también ha tenido un impacto significativo en la inversión en startups. La subida de los tipos de interés, la incertidumbre global y el endurecimiento de la regulación en mercados clave han reducido la liquidez disponible. Esta combinación de factores ha llevado a una caída en el número de megarrondas y en el surgimiento de nuevos unicornios (negocios emergentes que han alcanzado una valoración de 1.000 millones de dólares o más antes de salir a bolsa o ser adquiridas). Joaquín Azcúe añadió: “El ajuste en las megarrondas refleja un cambio de prioridades entre los inversores, quienes ahora buscan evitar riesgos asociados a proyectos con estructuras financieras débiles.”
Sin embargo, España ha avanzado en la consolidación de su ámbito emprendedor. La creación de negocios alcanzó un récord en 2024, con más de 119.000 nuevas iniciativas registradas. Madrid, Cataluña, Andalucía y la Comunidad Valenciana lideran este dinamismo, apoyadas por iniciativas como la Ley de Startups. A pesar de sus limitaciones, esta normativa ha incentivado la inversión en fases tempranas, ofreciendo deducciones fiscales que atraen a pequeños inversores.
El apoyo de aceleradoras y programas de mentoring también ha sido clave para ayudar a las startups a superar los retos del llamado “valle de la muerte”, esa una etapa crítica en la vida de un negocio emergente, en la que los gastos operativos superan los ingresos, generando una brecha financiera que pone en peligro su supervivencia. Estas iniciativas proporcionan asesoramiento, financiación y conexiones estratégicas, elementos cruciales para que los proyectos lleguen a fases más avanzadas.
Carlos Mateo, presidente de la Asociación Española de Startups, aportó a este diario una perspectiva optimista: “La bajada de los tipos de interés en los últimos meses de 2024 ha marcado un punto de inflexión. Esto ha permitido alcanzar un récord de inversión de 3.100 millones de euros, devolviendo el dinamismo al mercado y consolidando la confianza en el ecosistema español”.
Los inversores apuestan por proyectos sólidos, con planes de rentabilidad definidos y visión a largo plazo
La inteligencia artificial generativa ha sido uno de los principales catalizadores de inversión en el último año. Las startups tecnológicas de este ámbito han captado gran parte del capital disponible, con rondas destacadas tanto a nivel global como nacional. “Adoptar inteligencia artificial no debe ser un fin en sí mismo, sino una decisión estratégica basada en su capacidad real de agregar valor. Identificar cómo puede fortalecer procesos o crear nuevas oportunidades es esencial para maximizar su impacto”, subrayó Michaud.
En España, las startups de tecnologías verdes y fintech han atraído inversión, aunque en volúmenes mucho menores que los registrados en Estados Unidos o Asia. La falta de liquidez de grandes fondos internacionales dificulta la entrada de capital masivo en el mercado nacional, lo que refuerza la necesidad de apoyos locales. Sobre esto, Carlos Mateo señaló: “Aunque la IA sea el gran motor actual, sectores como la sostenibilidad, la energía o la ciberseguridad también presentan grandes oportunidades. Las startups que logren abordar problemas sociales y ambientales urgentes captarán la atención de los inversores”.
Aunque algunos sectores experimentan dificultades, los expertos coinciden en que la inversión en startups no está en retroceso absoluto. El auge de tecnologías disruptivas, la diversificación de fuentes de capital y el aumento de la colaboración público-privada demuestran que el ecosistema sigue evolucionando. “Los modelos de negocio que apuestan por la sostenibilidad y el impacto social continúan siendo una tendencia importante. Los negocios emergentes que logren posicionarse estratégicamente y construir narrativas convincentes estarán en una posición privilegiada para captar inversión”, concluyó Michaud. Los inversores están apostando por proyectos más sólidos, con planes de rentabilidad bien definidos y una visión a largo plazo.