Aunque no falten los autónomos y emprendedores que sigan viendo el plan de negocio como un trámite, los profesionales lo consideran una herramienta imprescindible. Poner por escrito la idea, el mercado, los números y los pasos a seguir ayuda no solamente a evitar errores, sino a evaluar si el proyecto tiene sentido desde el principio.
Así lo defiende María Luisa Sanz Sánchez, fundadora de Agreements & Resolutions Advisors, experta en modelos de negocio y planificación estratégica para emprendedores: “Un plan de negocio es una hoja de ruta para cualquier autónomo que quiera llevar a cabo una idea con unas mínimas bases de viabilidad económica”, afirmó a este diario.
Lejos de ser un documento que se guarda en un cajón tras presentarlo para conseguir una subvención o pasar una ronda de financiación, la experta lo define como un material vivo. “No se trata de escribirlo y olvidarlo, sino de construirlo como una herramienta que evoluciona con el proyecto y ayuda a tomar decisiones”, añadió.
Ocho elementos del plan de negocio antes de lanzarse al mercado
Para Sanz, todo plan de negocio debe incluir, como mínimo, los siguientes elementos:
1. La solución que se ofrece
“Hay que plantear qué solución ofrecemos a un problema real de mercado, y comprobar que existe un público dispuesto a pagarnos por ello”, explicó.
Sin esa validación mínima, el plan pierde sentido porque no está respondiendo a una necesidad real del público objetivo.
2. El equipo promotor y sus credenciales
“Quién o quiénes conforman la empresa emergente, la experiencia que acumulan y el conocimiento del promotor o de los fundadores son fundamentales para que un proyecto inspire confianza desde el principio”, sostiene la experta.
Esto es especialmente importante si se busca financiación, ya que los inversores priorizan la solvencia del equipo incluso por encima de la idea.
3. Análisis del mercado y de la competencia
“Hay que conocer muy bien a nuestra competencia y construir una propuesta de valor diferenciada, basada en ese conocimiento”, afirma María Luisa Sanz.
Además, identificar bien a los competidores permite evitar errores como fijar precios sin lógica o apuntar a un nicho mal definido.
4. La propuesta de valor
“La información y los datos han de ser los nuestros, acordes con nuestro trabajo de exploración y el mercado objetivo al que nos dirigimos”, señaló la experta.
No sirve copiar lo que ya hacen otros: el valor diferencial debe nacer del conocimiento directo del entorno del cliente.
5. El plan económico-financiero
“Es primordial que, desde el minuto cero, tengamos los números medianamente claros para poder gestionar bien el negocio”.
Una estimación realista de costes e ingresos permite prever necesidades de liquidez y ajustar precios desde el principio.
6. El plan de comercialización y marketing
“Muchos planes pasan de puntillas por esta parte, pero es clave saber cómo vamos a llegar al cliente y qué vamos a hacer para que nos elija”, aseguró la experta en modelos de negocio y planificación estratégica.
Esto incluye tanto la estrategia online como la presencia física, así como las acciones concretas de captación y fidelización.
7. Aspectos jurídicos y fiscales
“Este es otro capítulo que también se tiende a no dar tanta importancia, y sin embargo es básico desde el arranque y durante todo el desarrollo del negocio”, indicó.
Escoger mal la forma jurídica o no prever las obligaciones tributarias puede generar sanciones o trabas legales que se podían haber evitado.
8. El cronograma y el plan de acciones
“Un plan sin fechas ni responsables se convierte en un documento decorativo que no sirve para poner en marcha nada”, advirtió María Luisa Sanz.
Establecer un calendario ayuda a priorizar tareas y medir si el desarrollo del proyecto avanza según lo previsto.
Los emprendedores deben basarse en referencias fiables del mercado y no en intuiciones
Aunque hoy existen muchas plantillas y programas que ayudan a estructurar estos contenidos, Sanz recomienda prudencia. “Muchas veces se completan sin entender bien las bases, el para qué y el por qué de cada apartado del plan”.
En cuanto al orden de trabajo, la experta propone empezar por la idea y continuar por el equipo. Luego, investigar el mercado y construir una propuesta de valor coherente con la realidad del entorno.
A la hora de estimar cifras, recuerda que “las entidades van a contrastar datos económicos con los ya existentes del sector de actividad y sus tendencias”. Por lo que es fundamental basarse en referencias fiables del mercado y no en intuiciones o estimaciones sin contraste.
También considera esencial incluir un análisis DAFO (debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) bien realizado. “Nos va a ayudar a analizar con criterio nuestros objetivos y capacidades y ver dónde hay debilidades que corregir”, argumentó.
Es necesario un autoanálisis previo de las capacidades antes de ser autónomo
Antes de empezar a redactar, la experta sugiere que cada persona se plantee si tiene las capacidades personales necesarias. “La resiliencia, la curiosidad y la capacidad de trabajo que estamos dispuestos a dedicarle al proyecto son clave”.
Respecto a si es posible hacer todo esto en un plazo de tiempo récord, algo así como “en menos de 24 horas”, acuciados por la caducidad de una subvención o una circunstancia similar, aseguró que sólo sería posible en parte. “No recomiendo crear un plan exprés si lo que se persigue es validar su viabilidad comercial con un mínimo de reflexión”, aclaró.
En situaciones urgentes, como cuando hay que optar a una ayuda con plazo inminente, conviene centrarse en lo esencial: “Destacaría la solución que ofrecemos, la previsión económica y un cronograma de acciones que avalen la viabilidad del proyecto”.
Precisamente, María Luisa Sanz Sánchez impartirá del 9 al 20 de junio el curso “Planifica y crea tu plan de negocio en 30 horas”, organizado por la Cámara de Comercio de Madrid. Una formación práctica dirigida a emprendedores que quieren desarrollar una hoja de ruta personalizada y realista para su proyecto.














